ASOCIACIÓN PROXECTO MÁSCARAS (APM)

“Que algo sea una excepción no implica que sea excepcional sino, simplemente, que encierra una oportunidad”. Esa es la firme convicción sobre la que se apoya la Asociación Proxecto Máscaras (APM). Su objetivo es fomentar la educación y la participación, y la integración de la diversidad en el espacio público. También luchan por romper los estereotipos sobre la “normalidad” y las capacidades de las personas. Todo eso contado a través del audiovisual.

Desde esta entidad conciben el audiovisual y el ocio como una valiosa herramienta para narrar historias, emocionar, dar voz, documentar, relatar y educar. Prueba de ello es todo el repertorio de piezas que han hecho, entre las que se encuentran el cortometraje Calcetin(e)s; el largometraje de no-ficción Máscaras, que después daría nombre a la asociación o la sitcom de humor Na vida pública.

El origen de Máscaras

Todo comenzó en 2009, y tres años y 200 horas de grabación después nació “Máscaras, a historia dun reto”. Un largometraje de no-ficción de 90 minutos que según explica su director, Iago González, “no sirven para recogerlo todo, pero sí para poder explicar en pantalla en que punto un grupo de personas, con sus distintas capacidades, pueden asumir la responsabilidad de sacar algo adelante: hacer suyo el reto”.

Así, desde APM indican que este film acabó convirtiéndose en una herramienta pedagógica para acercarnos a una realidad con la que convivimos día a día pero en la que no profundizamos. Una realidad que muchas personas ven desde la distancia, “desde uno no saber cómo enfrentarse”, afirman.

El humor como herramienta de inclusión

La sitcom es una manera de mostrar la realidad y el día a día de personas diversas, rompiendo estereotipos y huyendo de los enfoques condescendientes a través del humor, que puede ser una excelente herramienta para la integración. “El humor no consiste en, por ejemplo, si yo estoy en silla de ruedas, reírme de mí misma. Consiste en trasladar el humor a la sociedad, hasta que tú mismo te sientas ridículo dentro de tu normalidad. Porque no hay nadie normal”, explican Isabel Iglesias e Iago González, secretaria general y presidente de la asociación respectivamente.

Isabel e Iago, que además son guionistas y codirectores, aseguran que “lo que supuestamente llamamos normalidad se construye por propio negacionismo, y esa supuesta normalidad son una minoría absoluta. Aún así seguimos hablando de inclusión con respecto a esas minorías”.

Critican también los prejuicios que habitan en nuestra sociedad: “Hay personas que tú las ves, y solo te quedas con que van en silla de ruedas. A nadie se le ocurre pensar a qué se dedican profesionalmente. De cualquier otra persona enseguida pensamos en qué trabajará… pero si va en silla de ruedas no te planteas eso. Y eso es lo que nosotros intentamos romper, en parte con el humor”, dicen.

Siempre con ese humor como base, en la Sitcom trataron temas como la aprobación del derecho al voto de personas con discapacidad intelectual. Francisco Javier Carreira, arquitecto y actor de esta serie, asegura que para él fue una experiencia muy gratificante: “El ambiente es muy lúdico, es casi como un juego con muchos participantes”.

Coincide con él su compañera de rodaje Mireya Delgado, más conocida como la Koala, que se siente “alegre y contenta” de haber participado. A ella lo que más le agradó no fue solo interpretar, que también, sino estar con sus compañeros. “Me gustó mucho por lo bien que nos relacionábamos y nos ayudábamos”, cuenta.

Para Juan Ramos, otro compañero de reparto, lo mejor fue «ver como desde el esbozo de las primeras reuniones se va dando forma a un guión definitivo, y luego ver la obra final en el estreno”. Más allá de todo lo que aprendió sobre cine, Juan destaca otros aprendizajes: “Pese a tener conocimientos sobre diversidad funcional y sobre la inclusión tanto en lo académico como en el mundo laboral, esta experiencia me hizo mucho más consciente de las dificultades que presentan en su vida cotidiana y cómo estas pasan desapercibidas para una gran parte de la población”.

O Reflexo da Tartaruga

Juan Ramos
Fran
Mireya Delgado, la Koala

Este año trabajan en O Reflexo da Tartaruga, un proyecto con el que quieren documentar todo el proceso que iniciaron en 2009 y al que se fueron sumando personas y entidades. Si echan la vista atrás, en APM ven muchos talleres, ensayos, reuniones, rodajes, presentaciones… y sobre todo muchos aprendizajes. Ahora tratan de documentarlo y mostrarlo, pero no a través de un informe, sino una vez más aprovechando la potencia del audiovisual.

“Necesitábamos una parada para pensar. Necesitamos cierto feedback para saber en qué fuimos avanzando y ponerle palabras a muchas cosas”, indican Isabel e Iago.

Aunque consiguieron sacar adelante este Reflexo da Tartaruga a pesar de la pandemia, lamentan que les faltó “ese tenernos todos y debatir en conjunto”. “Nos faltó ese feedback del contacto directo, esa magia, porque son proyectos de mucha convivencia”, añaden.

¿Y de dónde le viene el nombre la este nuevo proyecto que supone un punto de inflexión? Según confiesan, habla de una “tortuga que va despacio pero llega, y que incluso no solamente llega, sino que deja un reflejo”.

Desde la asociación insisten en que “las actuaciones pueden ser no profesionales. Pero la edición, la grabación, la realización… es absolutamente profesional. No dedicamos ni menos esfuerzo, ni menos talento que cualquier producción cinematográfica. No vale un vídeo cualquiera”.

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